Qué es la Logopedia?
Funciones principales.
Criterios de alarma.
La Logopedia es una disciplina que engloba el estudio, la prevención, la evaluación, el diagnóstico, el tratamiento de las patologías del lenguaje (oral, escrito y gestual) manifestadas a través de trastornos en la voz, el habla, la comunicación y las funciones orofaciales.
Su actuación debe dar respuesta a tres Funciones principales:
Prevención
Exploración
Intervención
Prevención
La prevención de trastornos en el desarrollo del lenguaje se lleva a cabo en colaboración con los tutores, bien desde el asesoramiento sobre programas, actividades o recursos materiales, bien desde la ejecución conjunta de aquellos programas que se considere necesario aplicar, a toda una clase o a una parte, cuando existan sospecha de riesgo de retraso en algún aspecto de su desarrollo lingüístico.
Exploración
Como criterio general toda demanda de exploración que realice un tutor debe ser encauzada a través del Jefe de Estudios y el Orientador del Centro. Una vez establecida la pertinencia de nuestra intervención, planteamos la exploración desde las observaciones que nos presenten el tutor y la familia, y teniendo siempre presente el desarrollo normal del lenguaje, en tanto referencia obligada para determinar o no la existencia de algún tipo de problemática.
a) ¿Qué se va a evaluar?
La intervención logopédica comprende todas las dimensiones y procesos del lenguaje oral y escrito, así:
b) ¿Cómo se va a evaluar?
La base de una correcta intervención es un buen diagnóstico, de ahí la importancia de esta función.
Se realizará una evaluación inicial de cada alumno/a para establecer su competencia lingüística. Para ello, se utilizarán diferentes técnicas e instrumentos.
En la exploración vamos a utilizar cuatro tipos de herramientas metodológicas:
Observación directa de la conducta comunicativa.
Análisis de grabaciones magnetofónicas del habla, del lenguaje espontáneo.
Pruebas estandarizadas
Los resultados obtenidos nos conducen a un proceso de toma de decisiones en cuanto a la necesidad de la intervención logopédica y/o de derivación a otros servicios educativos, sanitarios o sociales. Decisión que deberá tomarse de forma coordinada por la Logopeda y/o maestra de A y L, el/la E.O.E.P., el tutor y la familia.
Durante el curso se llevará a cabo una evaluación continua del proceso de enseñanza aprendizaje, elaborada a partir de los registros diarios de las actividades realizadas por el alumno/a.
Al finalizar el curso se realizará una evaluación final que valore el grado de consecución de los objetivos propuestos
Intervención
La intervención logopédica que se realizará en el aula de logopedia pretende lograr la consecución de los siguientes objetivos:
La intervención logopédica que se llevará a cabo en el aula sigue los siguientes principios metodológicos:
- Asegurar el aprendizaje significativo.
- Partir del nivel de desarrollo del niño/a.
- Potenciar el aprender a aprender.
- Favorecer la interacción del alumno/a con sus iguales.
- Crear un ambiente seguro.
Criterios de alarma
Un niño tiene un PROBLEMA de lenguaje y no se puede demorar su intervención si...
■ A los dos años:
· No dice las primeras palabras: papá, mamá, agua, nene.
· Parece no entender órdenes sencillas.
■ A los tres años:
· Sus frases son de una sola palabra. Ej ·agua", para decir "Quiero agua".
· Frases con 2 palabras como máxima extensión. Ej. "nene coche" por "El coche es del nene".
· No comprende dos órdenes seguidas. Ej. "coge el ... y ponlo en el ..."
■ A los cuatro años:
· Simplifica las palabras omitiendo sílabas. Ej "pato" por zapato, "obo" por globo.
· Altera el orden sintáctico. Ej. "gaeta quere nene".
· No repite de memoria varias palabras.
· No distingue palabras que sólo varían en un fonema: Ej. pala/bala, vino/pino, para/pala, fumo/zumo...
· Intercambia la secuencia de los fonemas: flaire por fraile, clavo por calvo.
· Inserta vocales (epéntesis) en grupos consonánticos. Ej. "palato" por plato, "golobo" por globo.
· Asimila unos fonemas con otros próximos. Ej. "bufanna" por bufanda, "nuna" por luna, "muma" por fuma...
■ A los cinco años:
· Si tiene algo de lo anterior y/o además:
· Construye frases muy cortas.
· Su vocabulario es pobre y reducido.
· No es capaz de repetir correctamente una frase.
· Muestra enormes dificultades para resumir lo que se le ha contado.
· Se hace entender por unas pocas palabras que le sirven para denominar todo (palabras omnibus): eso, cosa, cacharro...
· Su problema de lenguaje está afectando a otras áeras:
- dificultad en relacionarse con los compañeros.
- escaso progreso en aprendizaje.
¿Qué actitudes se deben adoptar?
¿Cómo pueden ayudar los padres?
¿Qué actitudes se deben adoptar?
- No pretenda que su hijo hable correctamente a la primera. Lleva su tiempo.
- Acepte con alegría todos los intentos de mejora de articulación que haga su hijo. Refuerzo positivo.
- Su hijo debe estar siempre atendido con palabras de “afecto”.
- Si su hijo persiste en pronunciar una palabra de forma incorrecta no le atosigue, pero recuérdele -repitiéndola bien usted- cómo es correctamente la palabra. (Sobrecorrección). El niño no debe entender que su mala articulación se da por buena.
- Las cosas deben ser denominadas correctamente. No le hable con "lenguaje bebe". No contribuya a retenerlo en un grado de infantilismo afectivo y lingüístico.
- No debe exigirle un esfuerzo que no sea capaz de realizar. Su hijo no debe tener sentimientos de impotencia. - Podemos generar que el niño se niegue a hablar.
- Su hijo adquiere lenguaje viendo cosas, tocando cosas. No le abandone a su soledad. Provoque situaciones de diálogo, suscite preguntas...
- Nunca emplee vocabulario complicado ni intente sostener conversaciones superiores a su capacidad.
- Su hijo tiene que "crear". Hay que hacer que se esfuerce y no dirigirle en exceso de forma que sólo conteste "sí" o "no".
- Libros de imágenes, historietas contadas con palabras y gestos, canciones infantiles con ritmo y melodía apropiados enriquecerán su vocabulario y darán a su habla expresividad y entonación.
- Ejercitar los movimientos de la boca con todo tipo de estratagemas y juegos: "vamos a relamernos", "juegos de mímica"... También con tipos de alimentación que incluyan masticación, deglución adecuada... (ha de masticar su filete, el pan, la fruta...), mascar chicles, caramelos tipo sugus,…
- Para desarrollar un correcto patrón respiratorio se pueden hacer muchos juegos: "concursos de aguantar sin respirar, soplar pitos-matasuegras-papelitos-algodones-pelotas de ping-pong, inflar globos, silbar, oler todo tipo de perfumes, hacer gárgaras, pompas de jabón, beber con pajita...
- Acostúmbrele a que eduque su audición: identificar voces, sonidos... Escuchar cuentos, acostumbrarse a músicas adecuadas o relajantes.
¿Cómo pueden ayudar los padres?
- Hablar con claridad y articulando bien. Evitar repetir las palabras mal articuladas por el niño aunque sean graciosas.
- Utilizar un vocabulario apropiado, enmarcado en frases sencillas y cortas, pero utilizando un lenguaje rico y variado.
- Tratar de responder a las preguntas del niño con precisión.
- Hablarle de cosas que le interesan y pueden llamar su atención.
- Introducirse en sus juegos, de forma que se favorezca el diálogo.
- Utilizar la "sobrecorrección": Cuando nos toque el turno de responder o continuar la conversación devolver al niño (lo que dijo mal) de forma correcta sin hacerle sentir incompetente: Ej. Si dice: "Me dele la tateta", podemos responder: Ah, te duele la cabeza, ¿En qué sitio de la cabeza te duele?...
- Darle ocasión para contar lo que ha hecho y lo que piensa, evitando hacerle excesivas preguntas y animándole a hablar en situaciones de no tensión.
- Eliminar preguntas, interrupciones y exigencias de hablar. Las preguntas hacen que el niño necesariamente tenga que emitir una respuesta, lo que aumenta la exigencia de la situación comunicativa. Las interrupciones provocan cortes en la comunicación del niño, exigiendo así un nuevo comienzo de sus emisiones, lo cual constituye una dificultad añadida.
- Comenzar tranquilamente usando “turnos”. Respetar los turnos conversacionales en la familia.
- No adelantarse y no concluir ni las palabras ni las oraciones que a él le cuesta decir.
- Hablarse a sí mismo y habla paralela. Cuando estamos jugando con el niño no debemos centrar nuestra atención en que éste hable continuamente. Nuestras emisiones deben ser comentarios en voz alta, tanto para hablar de nuestras acciones como de las que en ese momento realiza el niño. Estos comentarios conseguirán que se dé comunicación verbal sin que el niño se sienta obligado a hablar, disminuyendo así el nivel de exigencia.
- Darle confianza, que sienta que lo que dice es importante y que va a ser escuchado.
- Eliminar todo intento de que hable correctamente.
- No pedirle que cuente algo o que hable delante de otras personas.
- Evitar cualquier comentario o expresión facial que muestre desaprobación del habla del niño, por el contrario, se debe tratar de adoptar una expresión neutra (como si hablara bien).
- Tratar de no mostrarse impaciente o desconcertado ante su habla.
- No castigar o llamar la atención al niño por su habla.
- Verbalizar con él todas las conductas: al lavar nombrarle las partes del cuerpo, al vestirle el nombre de la ropa, al comer...
- Leerle desde pequeño cuentos, para incrementar su vocabulario y aficionarle a la lectura.
- Cuando se le piden cosas nombrarlas con la palabra exacta. Huir de palabras tales como: "eso", "el cacharro ese", "el trasto"...
- Que lleve una dieta sólida para ejercitar la masticación.
- Evitar hábitos de succión: chupete, biberón, chupar el dedo, el lápiz, el cuello de las camisas...
- Si tiene caries o mala colocación de los dientes llevarle al dentista.
- Enseñarle a sonarse y si respira por la boca o ronca, llevarle al otorrino para descartar vegetaciones.
- Cuando tenga otitis, tratarlo hasta el final y si son frecuentes hacerle un estudio de audición.